viernes, 15 de abril de 2022

LA NUEVA DISCRIMINACIÓN

LA NUEVA DISCRIMINACIÓN

A lo largo de la historia ciertos grupos han sido discriminados, fundamentalmente aquellos que en determinaras regiones eran minoritarios o tenían un menor nivel de influencia o poder económico. En muchas ocasiones siento el dolor de una persona que por su origen o raza no podía acceder a ciertos servicios, o por razón de género u orientación sexual se les vetaba el acceso a determinados espacios. En la sociedad contemporánea española estas restricciones ya habían sido superadas: no había discriminación en el acceso a servicios ni a espacios de trabajo y/o decisión. Pero el nuevo orden político español (fundamentalmente proveniente de la izquierda) está dinamitando los logros que la democracia había conseguido, pues está creando una nueva discriminación.


Foto de cottonbro en Pexels

La pregunta clave sería: ¿Cómo saber que existe una nueva discriminación?. Existe, pues yo me he sentido discriminado. 

La siguiente pregunta sería: ¿Es un sentimiento objetivo?. Podría hablar de múltiples casos, pero hablaré de una experiencia concreta: Hoy quería hablar de la Semana Santa en mi perfil de Facebook, pero no me he atrevido a hacerlo por miedo a los juicios de aquellas personas que me conocen y trabajan conmigo. También he querido hablar de mi país, España, y de mi amor por él, y tampoco he podido. Incluso he pensado en hablar de mi valor como hombre, y tampoco me he atrevido. 

¿Existe una nueva discriminación?. SI, existe.

Foto de Mikhail Nilov en Pexels

¿Cómo hemos llegado hasta este punto?. Desde los partidos políticos de izquierdas y nacionalistas se inició hace unos años una serie de actuaciones para eliminar la religión de todos los ámbitos (empezando por la educación), también por eliminar la lengua común de todos los españoles, y por último para desprestigiar todo lo que le hombre hace o ha hecho a lo largo de la historia. Todo por conseguir los votos más radicales de la sociedad: los que odian la religión, lo que odian al que es diferente y los que odian al hombre. El odio ha pasado a ser el motor de las decisiones de los partidos políticos de izquierdas, pues sus mejores valedores han ido escalando en los puestos de poder dentro de ellos. Las buenas personas, las comprensivas, las honestas, las tolerantes no tienen cabida en esos puestos de poder político, pues los votos se consiguen cuando se marcan las diferencias claras con el partido de la oposición.

Foto de Megan Ruth en Pexels

El resultado de todo esto es una sociedad cada día más dividida. No se tolera el pensamiento religioso, y todo lo que pueda ser considerado como espiritual o moral es eliminado. Esto promueve a personas con un marcado comportamiento individualista al que poco les importa el daño que puedan hacer a su planeta o a sus vecinos. Con respecto a la nación, el ejemplo más claro es el de Cataluña, cuyos dirigentes han abierto una brecha con el resto de los españoles. Una brecha que tardará mucho en recomponerse. Y por último el hombre ha pasado a perder su dignidad y el valor que tiene como ser humano. ¿Es esta situación buena para España y su sociedad?. En mi opinión no lo es.

Foto de Daniel-Reche en Pexels


¿Qué se puede hacer?. Se ha de iniciar un proceso de reconstrucción nacional. En él el hecho religioso ha de tener el reconocimiento por parte de la sociedad. Las personas religiosas no son perfectas, pero quieren vivir la vida desde la bondad, la solidaridad, la caridad y el amor hacia los demás. Por otro lado el valor de la nación es muy importante para la prosperidad conjunta, y se ha de potenciar. Por último es importante que el hombre deje de ser considerado como el origen de todos los problemas de la mujer para pasar a considerarse como parte de la solución. Todo lo anterior se ha de realizar desde la libertad. La libertad para poder elegir la orientación religiosa, para decidir el idioma en el que se habla o para expresar el valor como persona (ya seas hombre o mujer).

Foto de Konstantin en Pexels 

¿Cómo se realiza el proceso de reconstrucción?. Para poder realizar la reconstrucción es necesario que aquellos que nos gobiernen sean personas tolerantes, equilibradas y justas. Y para conseguirlo los ciudadanos que sí lo somos hemos de traer esos valores a la sociedad denunciando cuando veamos que no se cumplen. Sólo así tendremos unos mejores diligentes y una mejor sociedad.

Foto de Polinach en Pexels